¿Qué es un balance de situación?
El balance de situación es un informe contable imprescindible
para las empresas. Todos los financieros
en las empresas están obligados a presentarlo anualmente. Este documento no
solo permite conocer la situación financiera actual del negocio sino también su
evolución a lo largo del tiempo, convirtiéndose en un instrumento esencial para
la toma de decisiones estratégicas.
El balance de situación brinda una imagen fiel de la empresa en
un momento específico, teniendo en cuenta tanto sus activos y el patrimonio
neto como las deudas y obligaciones. Lo habitual es realizar un balance de
situación inicial, cuando comienza el ejercicio, y otro de cierre al terminar
el año, o cuando la Junta Directiva así lo requiera.
Un balance de situación se estructura en tres partes:
1. Activo. Incluye los bienes,
valores, recursos y derechos que posee una empresa, desde títulos de propiedad
hasta deudas por cobrar. Los activos se dividen a su vez en activos corrientes
y no corrientes.
2.
Los activos
corrientes son aquellos bienes que se pueden convertir de
manera rápida en efectivo, desde el dinero que se encuentra en las cuentas de
la empresa hasta las existencias en mercancías y materias primas y los derechos
de cobro a clientes.
3.
Los activos no
corrientes son todos los bienes, propiedades o derechos
que tardarían más de un año en convertirse en efectivo. Como parte de ese
inmovilizado se encuentran los inmuebles y maquinarias, patentes, diseños
industriales y derechos o las inversiones a largo plazo.
2. Pasivo. Desde el punto de vista
contable, el pasivo recoge todas las deudas y obligaciones que utiliza la
empresa para financiar su actividad. En el balance de situación se debe indicar
el pasivo corriente, que se refiere a aquellas deudas que
vencen en menos de un año, y el pasivo no corriente, que son las
deudas cuya fecha de vencimiento supera el año.
3. Patrimonio neto. En
el balance de situación, el patrimonio neto es la diferencia entre el activo y
el pasivo, reflejando el capital propio del que dispone la empresa para
financiarse, el cual incluye los fondos propios aportados por los socios, las
reservas del negocio y los beneficios generados.
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